Reportaje a Darío Araujo, dirigente del Movimiento Sin Tierra - Misiones -Darío parece un hombre tranquilo. Nació en Puerto Libertad, a un galopito de las Cataratas del Iguazú. Y está el Paraná, y algo como una tonada particular, entre paraguaya y gringa y cuenta que en ese lugar donde siempre, desde que nació, los viven corriendo de sus tierras.

Reportaje a Darío Araujo, dirigente del Movimiento Sin Tierra - Misiones -Darío parece un hombre tranquilo. Nació en Puerto Libertad, a un galopito de las Cataratas del Iguazú. Y está el Paraná, y algo como una tonada particular, entre paraguaya y gringa y cuenta que en ese lugar donde siempre, desde que nació, los viven corriendo de sus tierras.

Mi padre me fue empujando- literalmente lo puso en la ruta-, ándate y sé alguien. Esta tierra está maldita. Es demasiado rica para el pobre. Y la madre de su padre. La gran abuela que toda familia necesita, decía que no. Que esta es nuestra tierra. Aquí nacimos, donde una nace es su patria. Y que no, andate, digo.

- ¿Cuál era el problema?

Las pastera Alto Paraná. Antes fueron los Pérez Compag y la componenda con la dictadura. Escuché, de 85 mil hectáreas que tiene nuestro municipio, 65 mil son de Alto Paraná, y 10 mil de la represa Uruguaí. Una represa que inventaron para hacer negocio, que no funciona o si funciona es todo a pérdida. El gobierno hace lo que hace en todos lados. Vienen con gendarmería, la policía o matones, te incendian el rancho y sacan a los pobladores. Como dice mi abuela: nacimos acá por generaciones, tenemos derecho. Habría que ver bien esto. Pero con la dictadura hicieron negocios, se pagaban ellos mismos para quemar el monte virgen y sembrar el pino illiotti. Un pino blando que en sólo 8 años se hacia el corte. Ahora ya trajeron un híbrido que en cinco años hace el primer corte. Dejan la tierra seca. Una pastera, ya del vamos, es una salvajada contra la naturaleza. Contra el agua, contra el hombre.

- Y se vino.

Me vine. Entré en la Universidad de Quilmes. Ahí me puse a militar. Fui presidente del Centro de Estudiantes. Estudiaba biotecnología. Y la ciudad, todas esas luchas, te despiertan, te hacen dar cuenta que tenés derechos, que hay que salirles a pelear. Y en unas vacaciones que volví a mi pueblo, tuve un accidente, se dio vuelta un auto y estuve seis meses en cama. Pensé. Uno piensa si está sin poder moverse. Ahí tuve otra vez pelea con el viejo. Me quedo, le dije. Me quedo. Esta es mi gente. Y este es mi destino.

-¿La abuela feliz…?
 ¡Y qué! Se le reía al viejo. Bueno. Ya en cama iba organizando a los amigo de siempre. Les iba haciendo comprender que si no peleábamos terminábamos en una villa en Posadas p Buenos Aires. No había para hacer una casa, ni para sembrar. Y además ocurrió algo que es la concentración y la tecnología. Porque cuando llegó la pastera Alto Paraná, muchos en el pueblo dijeron, trae trabajo. Y mire lo que pasó: yo estaba organizando a los motosierristas, que les paguen, que los pongan en blanco. Entonces importaron las máquinas “procesadoras” –así las llaman. Una máquina inteligente y que la maneja una sola persona. Agarra el árbol, los corta, lo desgaja, lo hace tablones y lo sube al camión. Una sólo máquina hace el trabajo de 20 buenos trabajadores. Y como no se cansa, hace doble turno y cada máquina hace el trabajo de 40 hombres.

-Entonces se acabó el trabajo…
 ¿Le interesa todo esto que le estoy contando? Sí. Ese lugar. Wanda que está cerca. Es como vivir en el paraíso. Esa naturaleza. El verde, un Paraná cristalino… se acabó el trabajo ¿y…?

 Vea, cuando me levanto, formamos el Movimiento sin Tierra Libertad. Con 100 familias vamos y tomamos tierras. Eso fue hace 13 años. Y todavía estamos ahí. Y somos un grupo en expansión, vamos avanzando sobre la zona, ya tenemos 8 grupos de base. Articulamos en Posadas, en San Ignacio. Lo que pretende este sistema es expulsarnos. Ellos ven el negocio en el Turismo y las pasteras. Y ahí la gente, nosotros, quedamos en la ruta. Y hubo hechos duros, represión, tuve que andar escondido con otros compañeros y con el gobierno de Néstor y Ahora Cristina, pudimos salir a la superficie. NO mucho, tampoco es de envalentonarse. Pero armamos un movimiento y ahora me eligieron concejal, en estas elecciones. Y le eligieron porque al menos le ganamos una pulseada a la Empresa. Y sin un abogado. No conseguimos un abogado, no en nuestro pueblo o Iguazú, ni en Posadas. Alto Paraná pone y saca gente.
Y nosotros seguimos tomando tierra y dando donde vivir y trabajar. Tenemos el barrio el Salto de 470 hectáreas, 17 de Abril que son 50 hectáreas. Son tierras en litigio. Por ahí anda el Grupo Clarín. Eran tierras de los Bemberg que Perón –en el primer gobierno- les confiscó. Los Bemberg eran dueños de media provincia. Y con el golpe comenzaron de nuevo a acopiar territorios, a expulsar agricultores. Esa es la historia de Misiones. No lo que venden para los turistas. Es una provincia de explotadores. Para defender nos metimos en el FpV y sobre todo en la CTA. De esa manera vamos cambiando la relación de fuerza. Estamos en el Foro de Agricultura Familiar, estamos en relación con los Sin Tierra de Paraguay. También, con idas y vueltas, estamos con el MAM, Movimiento Agrario Misionera. No mucho, hay desacuerdos porque ellos negocian y nosotros somos más duros. Hay que conseguir el basta de desalojos y después el derecho a la tierra. No al latifundio ni a la extranjerización.

-A usted le sirvió venir a la Universidad, ¿cierto?
 Y sí. Que quiere. Allá te vienen amansando de generaciones. Te pegaban un tiro y te tiraban al río. Y yo volví y cuando volví comprendí que había perdido el miedo. Y saber que hay derechos por los que uno debe luchar, si hay que apostar la vida, se la apuesta, pero no te dejás pisar por más Alto Paraná, sus gerentes y su poder.

Hace poco un grupo de campesinos camino durante 3 meses para llegar a Buenos Aires y reclamar lo que usted reclama. Hay originarios en Tucumán, o Formosa o el sur. Le pregunto ¿Por qué no hay todavía una organización nacional que los nuclee…?
Darío Araujo parece sorprendido. ¿Tres meses caminaron?
Sí. Después dieron una conferencia de prensa aquí, en la CTA.
La verdad, es lo que nos falta. Habrá que ver. Por ahí ni siquiera nos ponemos de acuerdo en Misiones, entre los originarios, los despojados. No sabemos, no hay información. Yo vine a ver a compañeros –que no conocía- del Frente Transversal. Queremos hacer cooperativas. Ver los micro emprendimientos. Pero por ahí, no estamos pensando en grande. Yo no sé de campesinos que están echando de Santiago del Estero o de Catamarca. O Formosa. No sé, creo que la CTA puede ver por eso, como armarlo. Uno sin recursos, sin información y peleando en el cotidiano que tenemos, que te queman un rancho, que no hay remedios para un niño… Como desafío, es grande, grande amigo. En Paraguay van juntos los Sin Tierra, en Brasil también. Nos han invitado a sus congresos. Puede que ese sea el camino. Ya digo, apenas tenemos para movernos por la zona. Hay que encontrar maneras de hacer nuestra construcción política de los Sin Tierra. Y creo el la CTA, el Frente Transversal tienen que involucrase en esto. Por la tierra…

-Y los despojados.
 Bueno. Hoy lo de Jujuy, que matan a gente indefensa. Hermanos que luchan por el derecho a la tierra, a poder vivir. Antes fue cuando fusilaron al diaguita Chocobar. Están los fusilados en Formosa. Cuando hay muertos, causa revuelo, sale en la prensa. Pero el drenaje, de cómo nos van expulsando de la tierra, es en el silencio. Familia a familia. Por eso nosotros hemos levantado la bandera de lucha. O es la soja o es la pasta del árbol. Tenemos que unir territorios, ser uno. Hermanarnos.

-¿Qué va a decir la abuela?
 Tá viejita. Pero ella es de pelearle al derecho. Tiene sangre guaraní, es de esta tierra. Sus antepasados, toda la memoria de un pueblo y te dejan al costado de la ruta. Lo demás es de ellos. Vamos a ver… reconocerse como sin tierra, es saber que hay un derecho. Hacia eso vamos. Al derecho a dejar de ser un sin tierra.

Palabras de Darío Araujo. Misionero.