En Lima, provincia de Buenos Aires, comenzaron las obras de la construcción del reactor CAREM. Se trata de una nuclear más pequeña, pero de mayor avanzada, que funcionará al lado de las centrales Atucha I y Atucha II.

El proyecto CAREM -Central Argentina de Elementos Modulares- es un ambicioso proyecto argentino: sería el primero en materia nuclear, con tecnología argentina. Allí se utilizarían componentes de industria nacional en un 70% y cuyo desarrollo tecnológico es 100% argentino. Un motivo de orgullo para el desarrollo nuclear.

Para responder qué es exactamente el reactor CAREM, Marcelo Estévez, referente de la Asociación de Trabajadores del Estado y autoridad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a cargo del área de relaciones con la comunidad y el Congreso y trabajador del área nuclear hace 30 años, explica: “el CAREM es un reactor de baja potencia, con el formato de una pila gigante que produce energía nuclear en bajos niveles. Es como una minicentral nuclear. Por ejemplo, podría abastecer de energía a un pueblo de 15.000 habitantes, Y al ser de menor tamaño, puede construirse en cualquier lugar, lo que lo hace un proyecto mucho más viable para esos lugares que son más chicos y no necesitan una central nuclear gigantesca para tender una línea”, afirma Estévez.

El dirigente, indica también que con el desarrollo de este tipo de reactores, “Argentina se sumaría al núcleo de los países industrializados que produce energía nuclear y le da un sector destacado entre los países productores de energía nuclear, un área que estuvo parada muchos años por falta de presupuesto y por políticas de estado que iban a contramano del desarrollo nacional tecnológico y nuclear” Estévez, sostiene que “esta iniciativa pone a nuestro país a la cabeza de los países con capacidad nuclear. En alguna época fuimos los primeros de Latinoamérica. Hoy, junto a Brasil, somos los únicos dos países que tienen centrales nucleares. Y se trabaja en conjunto. Antes se espiaban, porque no eran gobiernos prointegración. Ahora, con los gobiernos de centro izquierda se trabaja con la integración y Argentina y Brasil trabajan en forma compartida investigación y desarrollo tecnológico”.

Desarrollado por un equipo argentino durante fines de la década del ochenta, el proyecto -señala Estévez- fue abortado durante los malditos años noventa: “Los trabajadores de la CNEA resistimos esa avanzada de desarmado, privatización y desarticulación del menemismo y su política neoliberal. Lo que no pudimos evitar fue que se desguacen y se transformen en sociedades anónimas del estado. Hoy, la política nuclear se discute en una misma mesa, en el ministerio de planificación, y el proyecto CAREM es compartido entre la CNEA y la NASA (Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima)”.

Se estima que el CAREM estará terminado en 2014 y podría comenzar a operar en 2015. Mientras tanto, están trabajando en el proyecto unos 150 profesionales especializados en lo que será una iniciativa que se propone no sólo abastecer energía, limpia, segura y sustentable, si no también desarrollar investigación en el campo de la medicina y la farmacéutica nuclear.

Conjuntamente con Teo Peralta -fallecido el año pasado- Estévez llevó adelante una lucha por la reactivación de la industria nuclear en nuestro país, recorriéndolo e informando sobre la importancia y los usos del uranio.

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