El nacionalista Ollanta Humala se convirtió virtualmente anoche en el próximo presidente de Perú y prometió realizar un gobierno “de concertación” con “los mejores” técnicos, así como “promover más inversiones” y “llevar una economía de mercado” para asegurar “el fortalecimiento del mercado interno”.

Alejandro J. Lomuto I Enviado especial- Agencia Telam

“Vamos a promover más inversiones, vamos a llevar una economía de mercado que es la consolidación, el fortalecimiento del mercado interno”, afirmó en los primeros minutos de hoy, durante el discurso que brindó ante miles de simpatizantes congregados en la Plaza 2 de Mayo, en el centro de Lima.

Humala, que con el 90 por ciento del escrutinio oficial aventaja a la conservadora Keiko Fujimori por apenas 300 mil votos, se comprometió a garantizar la estabilidad jurídica y a reconocer los contratos suscriptos por el Estado, excepto aquellos en los que se detecten irregularidades.

Agregó que se propone “convocar a los mejores cuadros técnicos independientes e intelectuales para poder hacer un gobierno de concertación, de ancha base, en el que nadie se sienta excluido y donde todos estén representados”.

Ratificó, además, su intención de crear programas sociales para beneficiar a adultos mayores que hoy no tienen ingresos y a las madres que trabajan.

El teniente coronel retirado aseguró que luchará contra la corrupción, la delincuencia y la inseguridad, y subrayó que hará “todos los esfuerzos para eliminar el terrorismo del país”.

Menos de una hora antes de la medianoche, Humala había aparecido públicamente por primera vez desde el cierre de las urnas para proclamarse ganador.

“Hemos ganado las elecciones”, sostuvo cuando todos los resultados oficiales y extraoficiales conocidos parecían asegurarlo, aunque aún no hubiera sido proclamado oficialmente.

En la sala de prensa donde pasó gran parte de la jornada electoral, Humala leyó una breve declaración en la que prometió realizar un gobierno “de concertación” que dé “continuidad” al crecimiento económico como “gran motor de la inclusión social” que, a su juicio, es “el mandato de las urnas”.

Humala reunía esta madrugada 7.073.683 votos (51,25 por ciento de los sufragios válidos) contra 6.727.728 (48,74 por ciento) de Fujimori, cuando se había relevado 91,39 por ciento de las actas de votación, según reportó la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).

Sin embargo, es razonable esperar que esa ventaja se amplíe a medida que avance el escrutinio, dado que los primeros datos relevados corresponden a las zonas urbanas del país (toda el área metropolitana de Lima y las capitales de departamentos), que son las más favorables a Fujimori.

De hecho, cuatro escrutinios rápidos -tres realizados por empresas privadas y el restante por la Asociación Civil Transparencia- atribuyeron a Humala entre 51 y 52,2 por ciento de los votos válidos, y a Fujimori, entre 47,8 y 49 por ciento.

Acaso porque ya lo habían advertido las encuestas que circularon -clandestinamente dentro de Perú, porque ya regía el período de veda que establece la legislación electoral- en los tres días previos a la jornada electoral, el triunfo de Humala no fue puesto en duda ni siquiera por su competidora.

Más de dos horas antes de que Humala leyera su declaración, Fujimori se asomó al balcón del hotel donde se alojó durante la jornada electoral y admitió implícitamente su derrota al señalar que había recibido la adhesión de “casi la mitad” de la ciudadanía.

También bastante antes de la aparición pública del teniente coronel retirado, el jefe de su plan de gobierno, Félix Jiménez, había afirmado que “no debe haber temor económico” porque la administración de Humala está dispuesta a “respetar el esquema actual de la política monetaria y fiscal”.

En contraste con esas confiadas declaraciones y con la difusión por parte del equipo de prensa de Humala de la noticia de que el candidato había sido felicitado por teléfono por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, nadie del equipo de Fujimori emitió una sola opinión.

Casi 20 millones de ciudadanos (de ellos, 750.000 en el exterior) estaban habilitados para votar y hasta donde llegó el escrutinio oficial, la tasa de asistencia era de 84,92 por ciento de los empadronados, con 0,66 por ciento de votos en blanco y 5,17 por ciento de sufragios nulos, en ambos casos sobre el total emitido.

Las elecciones que se presentaban como las más reñidas de las últimas cinco décadas transcurrieron con normalidad, sin más incidentes que los habituales en esta clase de actos, tal como lo destacaron las autoridades del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), la Defensoría del Pueblo y las misiones de observación electoral de la OEA y la Unión Europea.

Humala se había impuesto en la primera vuelta, el 10 de abril, con 31 por ciento de los votos válidos contra 23 por ciento de Fujimori.

Hace cinco años también había ganado el primer turno, pero en el balotaje fue superado por el actual presidente, Alan García.