La sociedad en su conjunto, con estupor, espanto y dolor hemos vivido la horrible tragedia ocurrida en la estación de trenes. Escenas de angustia y horror compartidas, a través de los medios de comunicación, como un hecho de absoluta injusticia. Surgen preguntas y dudas: que paso, quien lo hizo, por que no se frenó?

Obviamente, lo más humano y aliviante es buscar un culpable, personalizar y direccionar el dolor que rápidamente se traduce en bronca. Nadie se dio cuenta?? El maquinista no aviso?? Algunos pasajeros denunciaron fallas técnicas desde la salida del tren. Pero, había que llegar a destino y a tiempo…

El resultado fue la muerte, el dolor desesperado, la pérdida de seres queridos, las secuelas físicas y psíquicas de las personas accidentadas, en su mayoría trabajadores.

La empresa TBA definió el hecho como un “error humano y ejecutivo” , dando por sentado que como no hubo aviso ni denuncias de las fallas técnicas en las estaciones anteriores, es el trabajador que conducía el tren, el que no aviso y siguió conduciendo, el causante de este “accidente”. Cómo el trabajador no aviso que había riesgo?

No hay registro ni evidencias o no hay visibilidad del riesgo de lo que significa conducir estos trenes en total estado de abandono y desidia?

Riesgo es la posibilidad de que algo ocurra, depende de quien hable del riesgo, éste será aceptado medianamente, levemente o denegado. Pareciera ser que para estos empresarios, conducir estos trenes y en estas vías , tiene el riesgo inherente de la actividad, por lo cual “se debe prestar más atención”, pareciera que estos señores no saben, ni ellos ni sus asesores ,que las normativas específicas definen claramente que existen metodologías de evaluación de riesgos laborales, a esto se lo llama mantenimiento predictivo y efectivo o sea que si no se realizaron ,los responsables legales son los dueños de las maquinarias y herramientas, es decir los empresarios .Por lo sucedido queda claro que la lógica capitalista es la que se impone “hay que llegar a destino y a tiempo…”

Desde la óptica de los trabajadores se asume al riesgo como una situación inherente a la tarea, se subsume o minimiza su potencial peligrosidad a pesar de su propia vida, se lo conoce, se sabe que está latente, pero se lo incorpora al trabajo como si no hubiera modo de anularlo o minimizarlo. La lógica de la clase trabajadora es la de realizar la tarea, no solo ocurre con los maquinistas y conductores, también ocurre con los metalúrgicos, los químicos, los docentes, los trabajadores de la salud… La lógica es poner el cuerpo a costa de lo que sea: Hay que llegar a destino…, hay que terminar el trabajo, es ahí cuando los riesgos laborales son invisibilizados … El riesgo que no se visibiliza, es un riesgo que no existe, por lo tanto no esta, o sea que es un probable acontecer inmerso en el proceso de trabajo.

En Argentina, durante muchos años lo privado avanzo sobre lo público, con lo cual las empresas privatizadas, levantando el estandarte de eficiencia y eficacia, generaron despidos masivos de trabajadores, el Estado se desentendía, con la complicidad de muchos sectores del país. Estos trabajadores despedidos o con jubilaciones anticipadas, pasaron a ser desocupados, quedaron en el olvido, como así también sus saberes y conocimientos. Un Estado ausente, miles de desocupados y una política neoliberal que permitió abusos, atropellos y por sobre todo poca memoria de lo que fue en nuestro país la palabra trabajo y organización social.

Es innegable que hoy en nuestro país hay más trabajo. Pero además hay apertura de las discusiones paritarias en las Negociaciones Colectivas, por esto se hace imprescindible y necesario que además del salario (por demás vigente y justo) debemos avanzar aun mas en nuestras conquistas sociales: como la inclusión de clausulas sobre mejores condiciones del trabajo, sobre la participación de los trabajadores en los temas de salud y seguridad (Comités Mixtos de Salud y Seguridad y Delegados de Prevención), la obligación efectiva de una capacitación continua y sostenida, exámenes de salud, etc. Muchas de esos temas ya están normatizados, no se cumplen, “porque hay que llegar a destino y a tiempo…”

Este es un aporte desde los trabajadores, que sufren doblemente la lógica capitalista: como trabajadores y como ciudadanos: quien no ha corrido al primer vagón para no perder el presentismo?

Desde ya que este aporte es una lectura más, es una arista más de lo ocurrido. Esperemos que la sociedad en su conjunto no olvide rápidamente, que no se tinelicen los hechos y que tanto los ciudadanos como los trabajadores lleguemos vivos, descansados y tranquilos a destino para cumplir nuestra tarea.

Liliana Capone es Directora de Salud Laboral SUTEBA-CTERA-CTA

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