Desde el 3 hasta el 9 de marzo estuvimos en La Paz, Bolivia, con la tarea de iniciar con los movimientos sociales bolivianos y con el gobierno de Evo Morales, la ronda de consultas tendientes a concretar, en noviembre próximo, el Foro de la Patria Grande en Mar del Plata.

Como se recordará, el 5 de noviembre del año pasado, durante la conmemoración del 6º aniversario de la Derrota del ALCA, nuestro Secretario General, Hugo Yasky, asumió públicamente el compromiso de la CTA de convocar, todos los años, a dicho encuentro. Pues bien, este viaje a Bolivia se constituyó en el primer paso dado por la Central en ese camino que nos conducirá al Foro de la Patria Grande.

Para dar este paso inicial fueron inestimables los apoyos brindados, tanto en Buenos Aires por la Embajadora de Bolivia, Compañera Leonor Arauco, como en La Paz por la Presidenta del Senado, Compañera Gabriela Montaño quien, con Fabián Restivo como coordinador general, puso su equipo de asesores a nuestra entera disposición.

Detallamos a continuación la serie de reuniones mantenidas en la ciudad de La Paz:

Julia Ramos, dirigente nacional de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias “Bartolina Sisa”.
Andrés Vilca, de la Federación de Cooperativas Mineras.
César Coraite, de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia.
Octavio Alarcón y Jhonny Marasa, de la Ejecutiva Nacional de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia.
Evert Villena Canedo, Director de Relaciones Externas y Comunicaciones, Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos de la COMIBOL
Pablo Groux, Ministro de Culturas.
César Navarro, Viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales.
Gabriela Montaño, Presidenta del Senado.
Evo Morales Ayma, Primer Presidente Constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia.

La primera reunión la tuvimos con Pablo Groux, Ministro de Culturas. Esta reunión fue clave porque, desde un inicio, pudimos comprender que además de nuestra propuesta de realización del Foro de la Patria Grande, estábamos en condiciones de presentar otra iniciativa que sirviera como precedente práctico del Foro.

En efecto, Pablo nos relató que el Canciller David Choquehuanca estaba a punto de viajar –y que por eso no nos podría recibir- para afirmar en la OEA que la próxima cumbre de ese organismo sobre Soberanía Alimentaria se haría en Cochabamba durante el mes de junio. De inmediato, le sugerimos la posibilidad de organizar una cumbre de los movimientos sociales, en paralelo con la de la OEA, y con el objetivo de apoyar el reclamo histórico de Bolivia de una salida soberana al mar. Le planteamos que contábamos no sólo con nuestra Central sino con todo el espectro de fuerzas que se había unido para producir la celebración de noviembre pasado en Mar del Plata. El ministro consideró que la propuesta era muy interesante y tentadora y se comprometió a transmitírsela al Canciller, sugiriéndonos, asimismo, que la comentáramos con todos nuestros entrevistados.

Eso hicimos. A todos las compañeras y compañeros con los que nos íbamos reuniendo les llevábamos las dos propuestas y en todos, también, encontrábamos idéntica respuesta. Cabe decir que tanto el compañero Fabián Restivo como la compañera Gabriela Montaño, por ser nuestros anfitriones directos, estaban al tanto de lo ocurrido en cada reunión. Esta circunstancia posibilitó que Gabriela –al fin y al cabo la tercera figura institucional en el Estado Plurinacional- le explicara al Presidente, en tres oportunidades distintas, el carácter de nuestra visita y lo interesante de nuestras dos propuestas.

El miércoles 7, cuando ya habíamos completado la agenda de ese día, supimos que al término del desfile cívico militar que se había realizado en la ciudad de El Alto por el 107 aniversario de su fundación (la ciudad tiene 1.100.000 habitantes y desde la 7:00 hasta las 20:00 desfilaron casi 800.000 personas), el Presidente Evo le dijo a Gabriela que nos recibiría el jueves a las 7:00.

Y finalmente tuvimos la reunión, aunque justo es decir que la noche de la víspera dormimos a los tumbos, tal vez sin creer, todavía, que estos dos viejos militantes tendríamos el enorme privilegio de representar a nuestra Central frente a uno de los líderes revolucionarios más importantes del continente.

Pero la emoción no nos traicionó y pudimos ir directamente a las propuestas. Sabíamos –por los consejos y sugerencias de nuestros anfitriones- que si lográbamos alcanzar esa fibra de sensibilidad que es la pieza basal de toda su racionalidad revolucionaria, el Presidente se extendería más allá de los quince minutos previsibles para una reunión de este tipo, ya que la agenda presidencial comienza a las 4:15 y termina a la medianoche y, diariamente, viaja a dos o tres departamentos (provincias).

La reunión duró media hora. Explicamos y fundamentamos ambas iniciativas poniendo como marco la valoración que hacemos de la experiencia boliviana en el contexto continental. Subrayamos la trascendencia que tenía para la Central iniciar esta ronda de conversaciones preparatorias del Foro con Bolivia. Destacamos que la iniciativa de Cochabamba se constituiría en un primer paso práctico de unidad fraterna de todas las organizaciones del continente y reafirmaría que la diplomacia de los pueblos tenía tanta o más importancia que la diplomacia entre los Estados. Por último, argumentamos a favor del Foro de la Patria Grande como una instancia superadora de experiencias que ya no daban cuenta de la nueva realidad continental porque o no reconocían a los nuevos gobiernos nacionales, populares y democráticos, o supeditaban cualquier acción unitaria a un concepto vacío y principista del autonomismo.

El Presidente no disimuló su alegría. De inmediato nos dijo que él, personalmente, estaba totalmente de acuerdo con nuestras propuestas y con sus fundamentos; que para el Foro de noviembre ya nos aseguraba su participación pero, respecto de la cumbre de Cochabamba, nos pidió un día para consultar a su gabinete ampliado (un plenario de los 200 funcionarios más relevantes de la administración que se realizaría al día siguiente en Coroico, Los Yungas, un poblado de 3000 habitantes). Instruyó a su asistente para que convocara ya mismo al Viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, el compañero César Navarro, con el objetivo de comenzar a operativizar ambas iniciativas.

Nos sacamos una foto y, tras los abrazos y apretones de mano, nos quedamos con la certeza de que habíamos pasado por uno de esos momentos que sólo hemos leído o nos han contado: un pedazo diminuto de la historia en el que, inesperadamente, uno se convierte en un frágil y efímero protagonista.

Con el Viceministro avanzamos en las cuestiones operativas. Quedamos en esperar la resolución del gabinete ampliado para difundir lo de Cochabamba –incluso con la prensa que sabía de nuestra visita al Palacio y que nos esperaba en el patio interior- y comenzar a esbozar criterios comunes para el Foro y para la eventualidad de Cochabamba. El Viceministro reforzaría el criterio con las principales organizaciones con las que nos habíamos reunido y, de este modo, concretar un primer gran avance sobre ambas cuestiones.
Este informe podría haber terminado, tranquilamente, en el párrafo anterior. Habíamos cumplido con lo que nos habíamos propuesto y su detalle estaba contenido en las líneas precedentes. Pero no, no podía terminar en el párrafo anterior.

El mismo jueves 8 por la noche, Gabriela Montaño nos llama para contarnos que el Presidente había informado a la prensa, en la víspera de la reunión del gabinete ampliado, que lo “habían visitado los compañeros de la CTA de la Argentina, trayéndonos una propuesta muy interesante para la cumbre de la OEA en Cochabamba: realizar una cumbre de los movimientos sociales por la soberanía, y nosotros estaremos allí también”. Más tarde, el sábado 9, supimos que el Presidente había insistido con la iniciativa de Cochabamba en la reunión del gabinete ampliado. Fue ahí, en ese exacto momento, que comprendimos que habíamos cumplido con la tarea encomendada.

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